jueves, 19 de febrero de 2009

La carreta vacia


La carreta vacía

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva
y después de un pequeño silencio me preguntó:
-Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
-Estoy escuchando el ruido de una carreta.
-Eso es -dijo mi padre-, es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre: -¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió:
-Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido.
Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto, y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente
y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo que cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.
Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario