jueves, 17 de junio de 2010

La fábula del Puercoespín.



Durante la era glacial, muchos animales morían por causa del frío.

Los puercoespines, percibiendo la situación, resolvieron juntarse en grupos, así se abrigaban y se protegían mutuamente, más las espinas de cada uno herían a los compañeros más próximos, justamente los que ofrecían más calor.

Por eso decidieron alejarse unos de otros y comenzaron de nuevo a morir congelados.

Entonces precisaron hacer una elección: o desaparecían de la Tierra o aceptaban las espinas de los compañeros.

Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos.

Aprendieron así a convivir con las pequeñas heridas que la relación con un semejante muy próximo puede causar, ya que lo más importante era el calor del otro.

Y así sobrevivieron.

La mejor relación no es aquella que une personas perfectas, más es aquella donde cada uno aprende a convivir con los defectos del otro, y admirar sus cualidades.

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