viernes, 20 de julio de 2012

Ojos que ven





Le dijo un día el ojo a sus compañeros: 
─Detrás de aquellos valles veo una montaña blanca, 

envuelta en nubes. ¡Que montaña más solemne!
─¿Dónde esta esa montaña que tú ves?, interrogó el oído
─En vano pretendo sentirla, adujo la mano
─¿Cómo puede existir tal montaña, sin que podamos sentir sus aromas?, 

objetaron las narices.
Por tanto, concluyeron, no hay montaña alguna...

El ojo comenzó a reír, mientras los demás sentidos sentenciaban:

¡El ojo ha perdido el juicio!

KHALIL GIBRAN


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